La banda más divertida del rock norteamericano revisa 40 años de travesuras salvajes y hits ridículos
«Cuando empezamos, no teníamos un objetivo acerca de cómo queríamos sonar», dice Keith Strickland, el multiinstrumentista detrás de algunos de los mayores éxitos de B-52’s. «Sabíamos que queríamos que fuera divertido.» Tras aparecer en Athens, Georgia, a mediados de los 70, siempre fueron un grupo fiestero por antonomasia. Canciones como «Rock Lobster», «Dance this Mess Around» y «Love Shack» son, de hecho, divertidas, gracias a los recitados hilarantes del cantante Fred Schneider, a las armonías celestiales de las vocalistas Kate Pierson y Cindy Wilson, y a la fusión de rock playero, sonido Motown, girl bands y unas zapadas entusiastas y experimentales de Strickland y el guitarrista fundador Ricky Wilson. Fueron creadores de éxitos improbables, metiendo cinco singles en el Top Cinco y recibiendo placas de oro y platino mientras flameaban una bandera del orgullo gay y cantaban las letras más tontas posibles. «¿Por qué no bailás conmigo? No soy un queso», dice «Dance this Mess Around», mientras que «Rock Lobster» tiene a Pierson y Cindy en plan Yoko Ono, inventando sonidos para pescados feos y ballenas en bikini.
Aunque la formación haya cambiado con los años -Ricky murió de sida en 1985 y Strickland se retiró de las giras en 2012-, jamás perdieron el espíritu fiestero que definió al grupo desde la época en que se montaban sobre el punk y la new wave de principios de los 80. No editan un disco desde Funplex, de 2008 (y probablemente no lo vuelvan a hacer), pero saben lo que sus fans quieren de un recital de B-52’s.
«Tenemos que tocar ‘Rock Lobster’ y ‘Love Shack’, ‘Planet Claire’ y ‘Roam'», dice la eternamente pelirroja Pierson. «Últimamente agregamos ‘Wig’ [de Bouncing Off the Satellites] a la lista, y nunca nos habíamos divertido tanto tocándola. A veces es una canción que la gente no conoce tan bien, pero a todos parece gustarles.»
Los cuatro B-52’s sobrevivientes se tomaron un tiempo para reflexionar con Rolling Stone sobre los días salvajes que alimentaron su éxito temprano. Esta es la historia oral de cómo fue que despegó la banda, formada después de una noche bebiendo tragos «flaming volcano» en un restaurante chino en Athens en 1976.
LOS PRIMEROS DÍAS: «ATHENS TENÍA EL RÉCORD DE GENTE DESNUDÁNDOSE EN FIESTAS PÚBLICAS.»
Keith Strickland: Ricky y yo nos conocíamos desde la secundaria. Él tenía una grabadora de cuatro canales y ya había registrado algunas canciones con la guitarra. Eran geniales. Después empezamos a tocar juntos. Cuando nos pusimos más serios, me pasé a la batería.
Kate Pierson: Fred y Keith fumaban porro y hacían poemas y tocaban. Yo había estado en una banda en la secundaria, y Cindy cantaba con Ricky. Así que todos ya habíamos tocado juntos. Una noche, empezamos a zapar después de una salida en la que tomamos unos tragos llamados «flaming volcano», y esa se transformó en la base de la banda.
Fred Schneider: Nos gustaba toda la música: James Brown, Motown, la Velvet Underground, Yoko Ono, los Beatles, el mambo de Pérez Prado. Tocábamos especialmente cosas para bailar. Nuestro objetivo, supongo, era ser un grupo para bailar, así que al principio no teníamos baladas.
Strickland: Escuchábamos bandas de sonido de ciencia ficción. Fred es coleccionista de vinilos. Había encontrado unos discos viejos geniales. Ricky y yo éramos fans de Captain Beefheart. También nos encantaba Joni Mitchell. No te dabas cuenta, pero ella fue una gran influencia para nosotros, al menos en términos de las afinaciones abiertas y las armonías y los acordes que usaba. Nuestra idea era que, si sonaba bien, estaba bien. Así que llevamos esa libertad a la composición. Sentíamos que podíamos hacer cualquier cosa.
Pierson: La inspiración para nuestras armonías vocales era un poco apalache. Tienen intervalos raros. Las armonías eran muy espontáneas. Y la manera en la que zapábamos. Era como que entrábamos en un trance. Casi como la escritura automática, un inconsciente colectivo que tomaba el control. A veces cantábamos todos al mismo tiempo. Después escuchábamos la grabación y buscábamos las mejores partes y las pegábamos juntas como en un collage. Yo quizás hacía la parte aguda y Cindy la más grave, pero después cambiábamos.
Cindy Wilson: Ricky y yo vivíamos juntos en un momento, después de un viaje de mochilero que hizo por Europa. Trabajábamos en el mostrador de un restaurante. Un día llegué al trabajo, y Ricky estaba tocando la guitarra, jugando. Me mostró el riff que terminó siendo «Rock Lobster», y fue desopilante. Él trataba de ser gracioso. Su estilo de guitarra hacía que fuera medio gruñona, y era una canción muy torrencial, pero tiene un humor muy gracioso.
Schneider: Fui a una disco en Atlanta que se llamaba 2001 Disco. En lugar de un show de luces, tenían fotos de perritos, bebés, hamburguesas y langostas en una parrilla. Y yo pensé: «Rock Lobster [langosta rockera]». Me parecía una buena idea para una canción, y probablemente nadie la había tenido. Se la conté a todos, y empezamos a zapar. La letra se puso cada vez más bizarra, y a las chicas se les ocurrieron esos sonidos locos de pescados. Cindy se soltó como en un homenaje a Yoko.
Wilson: Tratábamos de hacer pinturas sonoras. Teníamos que trabajar y ensayar mucho, porque no leíamos música. Era muy intrincado. Había muchas pausas y comienzos y cambios y armonías bizarras que habíamos inventado. En los recitales, suena como si todo el mundo estuviera divirtiéndose, pero es un trabajo muy intenso.
Strickland: Volvíamos a escucharnos y elegíamos diferentes arreglos vocales para Kate y Cindy, y la letra que cantaban ellas. Ricky y yo componíamos la música, y después Fred, Kate y Cindy zapaban y grabábamos. Después armábamos el tema pegando partes.
Schneider: Zapábamos durante horas. A veces nos llevaba un mes o dos que se nos ocurriera una canción nueva. Grabábamos todo en cintas, y Kate y Ricky se las llevaban a casa y las revisaban y elegían partes. Por eso «Rock Lobster» originalmente duraba seis minutos y 47 segundos.
Pierson: Me acuerdo de estar en la casa que alquilábamos Cindy y yo en Athens, y de trabajar en esa canción y en «Planet Claire», improvisando con sonidos de pescados. No teníamos idea de que la canción tendría la vida y el brillo que tuvo. Es una de mis canciones preferidas en vivo, porque todavía podemos experimentar.
Strickland: Fred le dijo a su amiga Julia que teníamos una banda -en realidad todavía no la teníamos-, y ella organizaba una fiesta de San Valentín, así que nos dijo que podíamos tocar en la fiesta.
Pierson: No había realmente lugares para tocar en Athens, así que había que tocar en las fiestas. Había un club de folk, y había música hippie. Los clubes estaban emergiendo. Éramos un grupo bastante apartado de amigos con orientaciones artísticas. Caíamos juntos a las fiestas sin haber sido invitados, y tomábamos cerveza y bailábamos de manera loca. En general, echábamos a la gente de la pista de baile [risas].
Strickland: Cuando empezamos, había muchas fiestas salvajes en Athens.
Wilson: Athens tenía el récord de gente desnudándose en fiestas públicas en los 70.
Strickland: La fiesta más loca que me acuerdo fue una en el departamento que tenía un amigo en un sótano, y puso como 30 centímetros de pochoclo en el piso. Estaba todo oscuro y había plástico negro en las paredes y una luz negra. En un momento, todo el mundo se desnudó y se puso aceite en el cuerpo. Eran cuerpos desnudos y aceitados y pochoclo, escuchando Captain Beefheart. Un amigo nuestro era director de cine y filmó todo.
Pierson: Una amiga vino a esa fiesta vestida solo con un barril. Estaba desnuda, pero tenía un barril alrededor, y nuestro amigo Jeremy apareció para presentarla, y él tenía puesta una capa. Agarré una manguera del jardín y la llevé a la casa. Seguro tenía un par de tequilas encima, y empecé a manguerear la casa. Era una casa alquilada, pero no creo que haya roto nada.
Strickland: Cuando tocamos en la fiesta de San Valentín, estábamos haciendo cosas diferentes de lo que escuchaba todo el mundo -R&B tipo James Brown, Junior Walker and the All Stars, Earth, Wind & Fire-, pero que de todos modos eran bailables. Así que tocamos en esta fiesta y a nuestros amigos les encantó. Teníamos tan pocas canciones que, cuando terminamos, nos dijeron: «Bueno, tóquenlas de nuevo». Las repetimos y todo el mundo bailaba sin parar. Pensamos que, si a nuestros amigos les gustaba, entonces estaba bien, porque ellos hubieran sido los primeros en decirnos: «Son malísimos».
Pierson: Tuvimos que pedir prestado el equipo de sonido. Lo apoyamos sobre una estantería de libros. Era en una casa chiquita, que se movía. Teníamos unas pelucas falsas que yo había encontrado. Eran blancas y tenían forma de afro. Cindy y yo usamos eso y ropa negra, y pusimos unas muñecas Barbie en el techo. Keith se puso una peluca roja que él había teñido. Teníamos cinco o seis temas. Sé que tocamos «Planet Claire», «Devil in My Car», «52 Girls», «Rock Lobster», «Lava» y quizás «Strobe Light». A nuestros amigos les encantó. Bailaron a más no poder. Los amplificadores temblaban.
Schneider: En esa época teníamos una canción llamada «Killer Bees», porque habían llegado abejas asesinas a Sudamérica. Después del primer día, las abejas asesinas invadieron el hemisferio occidental. El siguiente show fue en un viejo centro de recreación judío. La tercera fiesta que hicimos fue subidos a una mesa en la casa de un amigo.
Wilson: Ahora vivo en frente de la segunda fiesta en la que tocamos, en una casa grande. Había un grupo de estudiantes de la universidad viviendo ahí, y sigue teniendo esa onda.
Strickland: Kate todavía no tocaba mucho el teclado. Así que, en las primeras fiestas, Ricky y yo grabamos una base sobre la que tocamos.
Pierson: La grabamos en cinta.
Strickland: La cinta tenía algo de conga, quizás algunos tonos bajos de órgano Farfisa y una segunda guitarra; así podíamos tocar otra guitarra y más congas. Yo ni siquiera tocaba la batería.
Schneider: Al principio, todos teníamos trabajos que no nos gustaban. En esa época, yo era coordinador de envíos en el correo. Ricky trabajaba en la estación de micros. Cindy en el restaurante Whirly-Q. Kate en un pequeño diario local [el Athens Banner Herald]. Así que era un hobby.
Strickland: Armamos la banda para divertirnos. No pensábamos tener una carrera de 40 años.
LOS B-52’S CONQUISTAN NUEVA YORK: «HASTA NOS OLVIDAMOS DE PREGUNTAR SI QUERÍAN QUE VOLVIÉRAMOS»
Wilson: Una vez, Ricky y Keith dijeron: «Deberíamos ir a Nueva York a tocar en la calle y vivir ahí». Era algo que repetían.
Strickland: Teníamos amigos en Atlanta que tocaban en una banda. Empezaron a tocar en Nueva York en el CBGB y nos dijeron: «Ustedes deberían tocar en Nueva York».
Pierson: Mandamos un demo y el CBGB dijo que no, pero Max’s Kansas City dijo que sí. Así que manejamos desde Georgia, un viaje de 20 horas. Teníamos un auto al que le decíamos Croydon, el auto de los padres de Cindy y Ricky. En esa época dejamos de tocar con la cinta pregrabada.
Schneider: Estábamos paralizados de miedo, porque nunca habíamos tocado para nadie excepto nuestros amigos. Creo que vinieron solo 17 personas. Era un lunes a la noche en diciembre, y creo que dos de los Cramps estaban ahí, Lux e Ivy. El telón no se abría, así que tuve que abrirlo yo, y todas las otras bandas estaban vestidas de negro, y nosotros éramos como un arcoíris. Hasta nos olvidamos de preguntar si querían que volviéramos.
Pierson: La primera noche, no teníamos muchas canciones. No nos dimos cuenta de que era casi como un casting, y había muchos otros grupos en la lista. Nos pidieron que hiciéramos un set corto. Habíamos manejado desde Georgia, y nos dicen: «¿Pueden tocar un par de canciones?». Tocamos como 20 minutos y nos fuimos inmediatamente del escenario. Pusimos las cosas en el auto y volvimos directo. Pero nos llamaron y nos dijeron que querían que volviéramos.
Strickland: Escuchábamos Talking Heads, Patti Smith, The Ramones y, por supuesto, los Sex Pistols. No nos considerábamos punk, pero sabíamos que seríamos parte de eso.
Pierson: Durante meses fuimos y vinimos entre Athens y Nueva York. Cada vez que volvíamos, componíamos más canciones, ensayábamos como locos y nos volvíamos a ir. En un momento, el CBGB dijo: «No pueden tocar acá y en Max’s». Ahí fue cuando empezamos a tocar en The Mudd Club y en The Loft. Me acuerdo de que en The Loft había una fila larga afuera, y Ricky miró por la ventana y dijo: «¿Qué es esa fila?». No teníamos idea de que la fila que daba vuelta la esquina era para nosotros. Ricky tomó mucho porque estaba muy nervioso y era muy tímido. Casi no podía tocar, pero [después de tomar alcohol] estaba prendido fuego. Tocó muy bien.
Strickland: Así que todo esto estaba ocurriendo en Nueva York, y nosotros estábamos en el lugar justo en el momento adecuado. Un amigo nuestro, Danny Beard, creó un sello llamado DB Recs y grabamos nuestro primer single para él -«Rock Lobster», y el lado B era «52 Girls»- y se vendió muy bien, como 20.000 copias. Así que los sellos se interesaron en nosotros.
Pierson: Teníamos una amiga que era nuestra primera manager, y empezó a recibir ofertas de Red Star Records, y Virgin y Warner Bros. estaban interesados. Y ella dijo: «No sé qué hacer». Así conocimos a nuestro manager, Gary Kurfirst, a través de Tina [Weymouth] y Chris [Franz] de los Talking Heads. Él arregló nuestro contrato con Warner Bros. e Island Records.
Strickland: Nuestro manager solía decir que éramos muy tímidos, y él era el único que hablaba. Éramos muy callados. Excepto Kate, somos todos introvertidos; Fred a veces puede ser muy tímido. Pero cuando subimos al escenario, vamos con todo.
Wilson: Yo era tímida, pero Ricky era aún más tímido, hasta que uno lo conocía más. Creo que la música te ayuda a salir de adentro tuyo.
Schneider: Al principio, Ricky se daba vuelta sobre el escenario. La banda quería que yo fuera más líder, así que yo contaba chistes malos o empezaba a hacer una cosa de preguntas y respuestas con el público. Con el tiempo nos pusimos más extrovertidos. Además, fumábamos porro [risas]. Eso quizás nos ponía un poco paranoicos.
Pierson: Probablemente nos callábamos la boca porque no conocíamos la industria de la música. Pensábamos: «Es mejor no decir mucho». No creo que fuéramos tan tímidos, era más que estábamos aterrados. Especialmente cuando hicimos Saturday Night Live. Parecíamos como robots porque estábamos asustados, pero nos dio una actitud como de extraterrestres, lo cual funcionó bien para nosotros, porque la gente dijo: «Wow, esto es muy bizarro». Pero éramos muy tímidos y teníamos miedo.
Schneider:Saturday Night Live nos puso los nervios de punta. Yo estaba mal de la panza de los nervios, pero salió bien, y puso nuestros temas de nuevo en los rankings. Finalmente, fue disco de platino.
CAMINO A «LOVE SHACK»: «CUANDO ABRÍAS LA PUERTA, HABÍA UN GRUPO SALVAJE TOCANDO»
Wilson: Cuando falleció Ricky [en 1985], fue un momento horrible. Fue como una bomba atómica. Creo que Keith lidió con el shock haciendo música todos los días.
Strickland: Después de dos años, les dije a Cindy y Kate que tenía algo de música en la que había trabajado, y se la mostré y empezamos a hablar sobre el potencial de trabajar juntos otra vez. Y después llamamos a Fred y dijimos: «¿Querés hacerlo?». Dijo: «Claro».
Wilson: Buscamos una sala de ensayo en Manhattan, en la zona de Wall Street. Éramos muy serios. Trabajábamos cuatro días por semana, y todo salió muy rápido. Era como recordar los buenos viejos tiempos de Athens, así que era maravilloso, un disco de curación.
Schneider: La música, supongo, se puso un poco más funky. Componíamos mucho más rápido.
Pierson: Keith componía la instrumentación, y después zapábamos sobre eso. Nos juntábamos y elegíamos partes y las pegábamos, después nos aprendíamos los arreglos. A veces tocábamos la guitarra acústica y probábamos los arreglos. Usábamos una casetera doble y hacíamos ediciones.
Strickland: Nos llevó más o menos un año componer Cosmic Thing. Nos pasamos mucho tiempo hablando, era algo que necesitábamos. Éramos nuestro propio grupo de apoyo después del fallecimiento de Ricky, que fue algo muy traumático para nosotros, especialmente para Cindy.
Wilson: Volvernos a juntar terminó siendo algo muy curativo. Era como si Ricky estuviera con nosotros en la sala.
Schneider: Yo tuve la idea para «Love Shack». Había un lugar en las afueras de Athens llamado Hawaiian Ha-Le. Era un club afroamericano que tenía muy buenos recitales. Parecía una choza [«shack», en inglés], uno no esperaba que fuera lo que era, y cuando abrías la puerta, había un grupo salvaje tocando.
Wilson: Era un edificio raro, con un techo de chapa, viejo y oxidado. Había gente de Soul Train. Acaban de ponerle un cartel declarándolo cerrado.
Strickland: Lo gracioso de «Love Shack» es que ya habíamos decidido qué canciones queríamos hacer cuando conociéramos productores. Ya habíamos decidido que íbamos a trabajar con Nile Rodgers y Don Was. Le mostramos nuestros demos a Don Was, y dijo: «¿No tienen otra cosa?». Yo dije: «Bueno, tenemos esta otra canción, pero no está terminada».
Pierson: De hecho, teníamos una versión que era completamente diferente, y me acuerdo de que Keith dijo: «No está lista para grabar». Fred y yo dijimos: «No, va a ser un éxito. Nos encanta».
Strickland: Casi no se la mostramos, pero lo hicimos, y todavía estaba incompleta. Don dijo: «Esto es genial. Repitan esta parte». La parte era: «La choza del amor es un viejo lugar en el que podemos juntarnos. love shack, baby». En la estructura original eso aparecía una sola vez. Así que en cuanto él dijo eso, pensamos: «Ese es el estribillo». Fue como: «Voilà». Fue algo que casi no ocurre [risas].
Pierson: La onda Motown hizo que fuera un himno para las fiestas, un éxito en casamientos y bar mitzvahs. Tiene una base contagiosa, no podés evitarla.
Strickland: Otra cosa graciosa fue que estábamos grabando la canción en Bearsville Studios en Woodstock, y afuera había una tormenta eléctrica enorme, y se cortó la luz. Pensamos: «No, no, no». Cuando volvimos a escucharla, teníamos una toma fantástica, pero solo una parte, porque se cortó en la mitad. Así que retomamos justo ahí, y sacamos el resto de una segunda cinta. Esa canción es toda en vivo excepto ese arreglo. Cuando la terminamos, no sabíamos que era un hit, pero sentíamos que tenía algo especial.
Pierson: Los programadores de la radio no eran muy entusiastas con la canción. Fred trabajó con muchas de las radios independientes para promocionarla. Después, la radio universitaria la empezó a pasar. Gracias a Dios por la radio universitaria.
Strickland: Hubo algo mágico en ese disco, en cómo se armó todo. Lo secuenciamos de tal forma que sentíamos que contaba una historia. No sé si alguien lo notó, pero cada canción lleva a la siguiente de una manera muy linda. Cuenta una historia, de principio a fin.
Pierson: Después de ese disco, el tiempo como que se evaporó.
LA FIESTA SIGUE: «SIMPLEMENTE ES DIVERTIDO»
Strickland: Cindy había dejado el grupo después de Cosmic Thing, y estábamos quemados de tantas giras, pero teníamos que componer otro disco rápido. Nuestro manager de esa época nos presionaba. Con ese disco salimos mucho de gira, y después de eso yo estaba agotado. No estoy seguro de si Kate y Fred se sentían igual, pero sí sé que querían tomarse una pausa. Y la pausa duró un poco más de lo esperado, y más y más. Intentamos componer un par de veces, pero no funcionaba.
Pierson: Cuando hicimos Funplex y la gente dijo que habían pasado 16 años, nosotros pensamos: «¿Qué? ¿En serio?». Porque habíamos estado juntos 40 años y no habíamos parado nunca. Me acuerdo de que Chrissie Hynde dijo que nuestras bandas nunca se habían separado y vuelto a juntar, y que debería haber algún premio por ello.
Strickland: Yo dejé las giras en 2012. Ya no aguantaba viajar. Lo había hecho durante 35 años, así que paré cuando cumplí 60. Solo quería ir al estudio y trabajar en la música. Desde el fallecimiento de Ricky, siempre me había interesado más eso que los shows.
Schneider: Ahora tenemos a alguien que puede tocar muy bien las partes de Keith. Tracy Wormworth está con nosotros desde la época de «Love Shack». Tenemos suerte de que nadie se quiera ir de la banda. Es prácticamente como una familia.
Wilson: Extraño a Keith en el grupo, pero todavía puedo ver a Fred y Kate y el resto y es muy divertido. Sigo maravillado con estas personas. Simplemente es divertido de hacer.
Pierson: No nos veo grabando otro disco. Espero que podamos componer otra canción. Cuando hicimos Funplex en Atlanta, tuvimos que ir en avión y quedarnos en hoteles. Fue mucho más caro que antes. Tenés que estar muy comprometido para hacer un álbum entero. Quedamos muy contentos con ese disco, y salió muy bien y nos encantó, pero es difícil juntarse de nuevo para hacerlo.
Schneider: Todos tenemos proyectos solistas. Sería demasiado difícil juntarnos. Cindy está en Georgia. Kate está en el norte del estado de Nueva York. Yo estoy lejos, en Long Island. Si hacemos algo, sería un disco en vivo. Quizás un disco con una sinfonía. Eso sería genial.
Strickland: En estos días, hago música para mí. El grupo no habló acerca de hacer nada nuevo. Tengo muchas cosas dando vueltas, pero ningún plan de ser solista. Lo que estoy haciendo ahora es muy electrónico.
Wilson: Yo hice un disco solista, Change, que salió en diciembre pasado, y estoy haciendo algunas giras. Después me cambio de peluca y toco con los B-52’s. Tengo lo mejor de ambos mundos.
Fuente : rollingstone.com.ar