Este jueves se estrena una nueva película del éxito que arrancó 40 años atrás en el cómic independiente y que hoy se expande a nivel transmedia
Todos ya conocen la historia: Kevin Eastman y Peter Laird buscaban entrar por la puerta grande al mundo de los cómics. Estamos en 1984 y Frank Miller son palabras mayores luego de su trabajo en Daredevil y Ronin (y lo que le faltaba aún…). El chiste de poner a un animal lento como una tortuga a ser un artista marcial se contaba sólo, le agregaron un antifaz y… nació el fenómeno.
Pero lo cierto es que, como sucedió antaño con el Batman de Adam West, muchos creen que las Tortugas Ninja Adolescentes Mutantes siempre fueron coloridas, graciosas e infantiles. Pero no: el cómic original, con un despliegue visual hermanado con el fanzine, apuntaba a un público más adulto y exhibía un desordenado blanco y negro que ponía en manifiesto el espíritu punk de sus creadores.
Pero todo cambió en 1987 cuando se estrenó la serie animada de las Tortugas Ninja. Acá, en lugar del mismo antifaz rojo para cada personaje, se daba un código de color que permitía encasillar y vender más fácilmente al público objetivo (niños) cada una de estas figuras de acción.
Para 1990, con la salida en salas de cine de Las Tortugas Ninja (Teenage Mutant Ninja Turtles), el éxito ya era total.
Una franquicia que se mantuvo en el tiempo
Desde su masividad, el universo de las Tortugas Ninja se explotó en cuanto espacio fuese necesario. Con los derechos de Nickelodeon y Paramount a su favor, se pudo licenciar el merchandising, salieron diversas series animadas, diferentes volúmenes de cómics, películas, videojuegos… cada posibilidad transmedia fue una oportunidad para este cuarteto mágico.
Y eso lo lograron en una suerte de “multiverso”, en donde la versión que elijas de las Tortugas es propia: puede ser una versión infantil como la serie animada de los 80s, adulta y con conceptos esotéricos como el volúmen actual de los cómics, o adolescente como la serie animada El ascenso de las tortugas ninja (Rise of the Teenage Mutant Ninja Turtles, 2020) que tiene mucho que ver con la película de la que vamos a hablar.
Las Tortugas Ninja pueden ser figuras de acción, comediantes, meterse de lleno en la ciencia ficción, viajar en el tiempo, enfrentar monstruos mutantes o pelear por los derechos de las minorías. Y en el medio, vender muchos muñecos, tazas y remeras.
Reverdecer adolescente
Tortugas Ninja: Caos Mutante busca posicionarse como una versión renovada (y van…) menos enrevesada y, por sobre todas las cosas, fresca y original. Detrás, como mente maestra entre los productores ejecutivos, responsables de la historia y guionistas, se encuentra Seth Rogen, el adolescente eterno definitivo.
El famoso actor de Vírgen a los 40 (The 40-Year-Old Virgin, 2005), Ligeramente embarazada (Knocked Up, 2007), Supercool (Superbad, 2007) y muchísimas más, hace mucho tiempo que se metió de lleno en la producción y nos dejó legados como Piña Express (Pineapple Express, 2008), El avispón verde (The Green Hornet, 2011), Este es el fin (This is the End, 2013), El artista del desastre (The disaster artist, 2017) y las series Predicador (Preacher, 2016), El hombre del futuro (Future Man, 2017), The Boys (2019) e Invencible (Invincible, 2021).
Una carrera muy prolífica entendiendo a un público que consume lo que él ama mirar. Y esto no fue diferente en el caso de los Ninjas Renacentistas: Seth expresó su amor por los personajes desde que los conoció a los cinco años y buscaba generar en el público ese enamoramiento que él tuvo. Y fue bien encaminado…
Un nuevo comienzo
No es necesario conocer nada sobre los personajes para sentarse a ver Tortugas Ninja: Caos Mutante, sólo divertirse y dejarse llevar por lo que cuentan.
Asistimos a un pequeño flashback de origen, para centrarnos quince años después en la vida de estos cuatro personajes que viven con su padre adoptivo -una rata con mucho de padre judío, algo que Rogen trabaja muy bien- en las alcantarillas de Nueva York. Habitan en las sombras y no permiten que nadie los descubra.
Pero tienen quince años y deseos hormonales del mundo por conocer.
Y aquí radica uno de los puntos mejor trabajados de la película: la tridimensionalidad de los personajes. A pesar de no pasar tiempo introspectivo con Leonardo, Miguel Ángel, Donatello y Rafael, podemos reconocerlos a través de sus voces distintivas, sus maneras de ver el mundo, sus inseguridades, sus gustos… hasta su manera de pelear.
Y más evidente en el caso de Splinter, su padre del corazón, que sólo desea que estén sanos y a salvo de un mundo que teme y odia a los diferentes (cualquier semejanza con los X-Men no es pura coincidencia). Esto llega hasta el punto de entrenarlos en las artes marciales para que puedan defenderse.
Pero el universo de estos personajes cambia al conocer a Abril O´Neil, una adolescente afroamericana (esto -al igual que el diferencial gráfico entre las cuatro tortugas- viene heredado de la serie El ascenso de las Tortugas Ninja) que quiere dedicarse al periodismo pero tiene miedo escénico; ella descubre a este cuarteto por demás sorprendente y decide enrolarlos para detener a un villano que está buscando… ¿acabar con la humanidad?
Una fiesta visual
Cómo sucedió con Spider-Man: a través del Spider-Verso (Spider-Man: Across the Spider-Verse, 2023), la nueva iteración de las Tortugas Ninja Adolescentes Mutantes es un espectáculo visual que parece pensarse para los libros de diseño. Pero con una búsqueda diferente: el estilo de Caos Mutante es mucho más sucio, desprolijo, desproporcionado, visceral… como si lo dibujase un adolescente, cómo si volviésemos a la habitación de Eastman y Laird en 1984.
Los elementos en la pantalla, los garabatos, las luces, las texturas… cada uno de los píxeles que decoran el gran lienzo tienen una razón narrativa, dramática o sensorial. Incluso, al principio juegan con las luces y sombras para remitir primero a la serie de los 80s y luego al cómic original, para terminar transicionando en esta nueva versión. Todo eso en dos o tres planos encadenados.
La aparición de los mutantes, personajes muy desarrollados en los cómics, con participación suficiente en las series animadas para vender sus muñecos y con poca aparición en las películas live-action por la dificultad presupuestaria, acá tienen su máximo apogeo. Cada uno de los personajes secundarios tiene su propia voz, carisma, y especificidad gráfica; y al terminar sentís que forman parte de la banda de tu vida.
Esto se debe a dos grandes factores: el director Jeff Rowe, quien supo alegrarnos la vida en La Familia Mitchell vs. Las Máquinas (The Mitchell‘s VS The Machines, 2021) -una hermosura que pueden ver en Netflix-; y el reparto de voces con nombres como Jackie Chan, John Cena, Paul Rudd, Rose Byrne, Ice Cube, Post Malone y Maya Rudolph, entre otros.
Más grande que la vida
En el apartado de la historia, todo es bastante lineal y reconocible: la estructura narrativa evoca a las historias de orígenes heroicos con la dificultad de tener que desgranarlo en cuatro variables. Encauzar eso a una lógica que cualquier chico pueda entender y empatizar hace que la mayoría de las cosas se sientan como “ya vistas”.
La secuencia del final es muy parecida a dos de las versiones de Spider-Man (no escribo más para no espoilear), las peleas intrafamiliares y la dinámica entre ellos cae muchas veces en un lugar común, las singularidades del villano y su objetivo son bastante acartonadas… ¿Eso lo convierte en algo aburrido? En absoluto, la película busca todo el tiempo gritarte a la cara con luces y colores para que no pienses demasiado en ello.
El gran problema a nivel narrativa es: Tortugas Ninja: Caos Mutante es demasiado coyuntural. Rogen (y el resto de los guionistas) hablan de las cosas que conocen y les causan gracia, pero focalizando en figuras actuales y de moda. Sí, hacen algunos chistes (uno muy bueno en un cine al aire libre) con la cultura de los 80s, pero podrían no entenderse dentro de 20 años. ¿Acaso Parque Jurásico (Jurassic Park, 1993) hace algún chiste con Madonna?
Colocar chistes tan temporales le quita el velo de futuro clásico, parece haber sido creada para consumirse ahora mismo como un tik tok; y apuntar a un pacto tácito con el espectador de guiñarle un ojo porque ambos saben de lo que están hablando. ¿No es mejor la atemporalidad de los grandes relatos?
Tortugas Ninja: Caos Mutante no obstante es precisa, lúdica, visualmente espectacular, clásica, efectiva y por sobre todo divertida. Un entretenimiento que va a llamar la atención de los más pequeños y a una generación de más de 35 años que van a sumarse a disfrutar, en otras condiciones. Espero que no le reclamen mucho más que eso a la película, porque seguramente alguno de esos chicos que las conozcan hoy sean los grandes fanáticos del futuro.
FUENTE : INFOBAE Por